ANDALUZA SALEROSA
Entre cristales
de punzante tristeza
esos tus ojos brillaban,
la añoranza enconada
del hogar que abandonaste.
Una caricia en la mano,
un intento de consuelo,
un beso en la mejilla , y
te nació una sonrisa.
Era pesada la estancia,
denso
el calor que hacía
pero tú, tenías frío,
nostalgia de lo perdido.
Te arrullé con una manta,
yo sólo mi trabajo hacía,
y Tú,
me lo agradecías.
Por eso hoy te escribo,
cantando tus alegrías…
¡gracias por tu sonrisa!,
María Torres Olmedo
De andaluza salerosa,
gentil y caprichosa,
que ciento y un años
no es poca cosa.
¡Gracias!
y ya más no llores,
que de toda la residencia
eres tú , la más hermosa.
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